A modo de introducción...
Una de las cosas que me proponía al comenzar este blog era hablar sobre el shock cultural que implica vivir como extranjero en Italia, en particular un extranjero que viene de Venezuela. Me he alejado de esta idea inicial debido a que uno no es una isla, dado que siempre se querrá dar una opinión sobre lo que sucede en la tierra de uno, aunque sea como un desahogo ante la frustración de no tener interlocutores. También he hablado poco de lo que ocurre en Italia, en parte porque de alguna forma me siento poco afectado por lo que aquí sucede, aunque cada vez que leo sobre la política local, no puedo dejar de sentir un gran desprecio por los políticos locales, así como una gran admiración por el pueblo italiano quienes echan pa'lante a pesar de ellos. Por eso he decidido comenzar esta pequeña sección agrupada dentro de la etiqueta que da nombre al título.
Sin más preámbulos, y con mucho de humildad, comienzo a hablar de esa pequeña institución italiana que recibe el nombre de "bar".
El Bar.
Dentro de cada país hay un tipo de local con el que siempre te encuentras, no importa si estás en una ciudad importante o en un pueblo perdido en el medio de la nada. Es un tipo de negocio que refleja un poco la idiosincrasia de las personas de ese país, produciendo en el lugareño una sensación de seguridad cada vez que lo ve, una sensación que le dice, de forma inconsciente, estoy en mi país. Y al extranjero le susurra al oído "¡qué folclórico!, how typical and autoctonal!". Para uno, el venezolano, podría ser esa panadería donde no sólo consigues pan sino en casos extremos puedes hasta conseguir pañales, o la arepera que se mantiene abierta 24 horas al día esperando clientes. En otras latitudes observamos cosas similares, como el pub inglés o el café francés. En Italia, nadie se pone de acuerdo: algunos dirán que son las trattorías (pequeños restaurantes familiares), otros pensiones y hosterías, incluso las iglesias. Mi madre diría "ese pocotón de edificios viejos". Yo propongo el bar.
El bar en Italia es como una institución, porque en cada pueblo, por pequeño que sea, siempre hay uno, junto a la iglesia y la plaza. Es más, en pueblos donde no hay iglesia, hay bares. Entonces, ¿qué hace un bar tan especial?, tres cosillas: café, licor y comida. Es alrededor de esta trinidad en torno a la cual se desarrolla la cultura italiana, todo lo demás son accesorios. ¿Fútbol?, se ve en el bar con los amigos tomando cerveza; ¿fórmula 1?, en el bar, tomándose un café; ¿trabajo?, desayuno antes de ir, almuerzo al mediodía y cena después de éste; ¿a conversar con los panas?, por supuesto en el bar, con comida y bebida. Es aquí donde la cotidianidad italiana se observa en su estado más puro y concentrado.
El ritual del desayuno.
Cuando se piensa en un bar, normalmente se piensa en un sitio abarrotado de licores, con una barra, donde ponen música y sirven pasapalos (comida para picar). Aplicar esta definición a un bar italiano es, simplemente, no hacerle justicia, porque aparte de lo anterior, en un bar puedes también comprar el periódico, los tickets del transporte público, timbres fiscales, cigarrillos, café, sal, billetes de lotería desayuno, almuerzo, cena, ticket de estacionamiento, dulcitos, caramelos para el mal aliento, tarjetas de cumpleaños, helados, y un largo etcétera. De todo como en botica, como diría mi abuela.
Es en este sitio donde vemos la más grande decepción gastronómica que nos puede regalar Italia: el desayuno. Para ser un pueblo famoso por su buen comer y beber, los italianos comen un desayuno verdaderamente pobre que consiste básicamente en croissants (cachitos) y café, sea negro o capuccino (más información sobre el como beben café en Italia por acá). Si a esto lo comparamos con un desayuno típico venezolano (arepas o empanadas rellenas con caraotas, carne, queso, etc.) o británico (huevos fritos, pan tostado, tocineta, frijoles, morcilla, tomate y/o hongos), es difícil no sentirse decepcionado. Pero lo que le echa sal a la herida es el llamado fascismo gastronómico local (para usar una frase del escritor italiano Beppe Severgnini) en donde tomar un capuccino con otra cosa que no sea dulce es mal visto, como cosa de turistas, ¡o incluso peor, como cosa de turistas alemanes!.
Por otro lado, según los entendidos el verdadero café se bebe en el bar, porque es ahí donde se encuentran las máquinas de espresso, las cuales permiten obtener todo el sabor del café. Con el riesgo de sonar herético, un café de buena calidad tiene siempre buen sabor sin importar cómo es hecho. Y sin realmente se quiere probar un café fuera de lo normal se debe ir a una torrefazione, no a un bar.
Y para el almuerzo, vorrei delle tagliatelle al ragù, grazie.
Originalmente, los bares no servían almuerzo, como mucho hacían sándwiches o servían tortas saladas, con el tiempo y la actual crisis, muchos bares comenzaron a servir un verdadero y propio almuerzo. Es cuando aparecen dos términos que diferencian los bares entre sí: "tavola fredda" y "tavola calda". La "mesa fría" indica que el bar en cuestión sólo sirve comida fría, como sándwiches (aunque se calienten en una plancha) y ensaladas, mientras que la segunda, la "mesa caliente", indica que se sirven platos calientes, por lo general pasta, algunas ensaladas y algunos platos de carne, como milanesa o tortilla. En una tavola calda también se consiguen los mismo productos que en una tavola fredda. Ambos negocios tienen un particularidad: la comida es limitada. Por lo general se almuerza entre 12:00 PM y 2:00 PM, así que los dueños de estos negocios piensan que fuera de este horario, sobre todo después de las 2:00, la gente no come, lo que hace que a medida que uno se acerque a esa fatídica hora, menos opciones hay para escoger. Lo que hace esto más interesante es que los platos están a la vista, es decir, uno va al mostrador, selecciona lo que quiere comer y luego te lo sirven, no hay menús, porque los menús son cosas de restaurante, no de bar.
Después de la hora del almuerzo, se observa la llegada de los parroquianos del lugar: personas jubiladas, que se dedican al deporte nacional de hablar mal de los políticos y a jugar cartas, incluso algunos vienen con los nietecitos. También en un esquina, puede observarse la máquina traganíqueles, donde una persona con mucha plata que perder y poco sentido común, se dedica a apostar toda la tarde. No siempre es el mismo, pero siempre se puede encontrar a uno.
De noche todos los gatos son pardos...
Durante la noche se observa una última categoría de bar: los de moda. En estos sitios es donde la gente va a ver y a ser visto. ¿Qué los diferencia de cualquier otro bar?, nada, que están de moda, porque servicio, decoración y oferta son iguales a los de cualquier otro, aunque normalmente abren a partir del mediodía. Cerca de mi casa hay uno, y sinceramente, no sé que le ven de especial. Aparte de estos, el bar tradicional abre sus puertas hasta no muy tarde, como hasta las 9:00 PM o 10:00 PM, ¿la razón?, han estado abiertos por más de 12 horas y los trabajadores quieren irse a su casa. Por supuesto, a esta hora no sirven cena, quizás algunos pasapalos, y es cuando comienzan a hacerle honor a su nombre y los clientes que llegan comienzan a ordenar licor. Es en este punto en donde nace una de las grandes invenciones milanesas: el aperitivo.
¿Qué es un aperitivo?, originalmente el término hacía referencia a las cosas que te daban para acompañar la bebida, como aceitunas, papitas, encurtidos, etc. Actualmente así se denomina a la combinación entre una "happy hour" y un "all you can eat", y funciona así: todas las bebidas y cócteles en el menú cuestan lo mismo, y con el pago de una de ellas, se puede ir a comer todo lo que uno quiera en el buffet del bar. Dependiendo del target de la clientela, los precios y la comida cambiarán: por €6, además de la bebida, uno puede esperar queso, embutidos, pizza, pasta fría, ensalada y papas fritas; por €7 mejora la bebida, y los embutidos empiezan a ser más finos, así como puedes esperar platos calientes; por encima de los €10 puedes prepararte a comer como un rey. Obviamente estos precios están sujetos a variaciones subjetivas, tales como si el lugar está de moda, la ubicación del mismo, si es frecuentado por turistas, y un largo etcétera. En Milán se pueden encontrar excelentes aperitivos en la zona de Brera y en algunos bares alrededor de la catedral (Il Duomo). Algunas discotecas también ofrecen aperitivos pero hasta cierta hora (como hasta la medianoche). Es importante destacar que no todos los bares hacen un aperitivo decente, algunos se limitan a poner bandejas con papitas fritas y algunas aceitunas y no hacen "happy hour", esos son los que viven de la gente que viene durante el desayuno o el almuerzo.
Otras cosillas...
Una de las cosas que me proponía al comenzar este blog era hablar sobre el shock cultural que implica vivir como extranjero en Italia, en particular un extranjero que viene de Venezuela. Me he alejado de esta idea inicial debido a que uno no es una isla, dado que siempre se querrá dar una opinión sobre lo que sucede en la tierra de uno, aunque sea como un desahogo ante la frustración de no tener interlocutores. También he hablado poco de lo que ocurre en Italia, en parte porque de alguna forma me siento poco afectado por lo que aquí sucede, aunque cada vez que leo sobre la política local, no puedo dejar de sentir un gran desprecio por los políticos locales, así como una gran admiración por el pueblo italiano quienes echan pa'lante a pesar de ellos. Por eso he decidido comenzar esta pequeña sección agrupada dentro de la etiqueta que da nombre al título.
Sin más preámbulos, y con mucho de humildad, comienzo a hablar de esa pequeña institución italiana que recibe el nombre de "bar".
El Bar.
Dentro de cada país hay un tipo de local con el que siempre te encuentras, no importa si estás en una ciudad importante o en un pueblo perdido en el medio de la nada. Es un tipo de negocio que refleja un poco la idiosincrasia de las personas de ese país, produciendo en el lugareño una sensación de seguridad cada vez que lo ve, una sensación que le dice, de forma inconsciente, estoy en mi país. Y al extranjero le susurra al oído "¡qué folclórico!, how typical and autoctonal!". Para uno, el venezolano, podría ser esa panadería donde no sólo consigues pan sino en casos extremos puedes hasta conseguir pañales, o la arepera que se mantiene abierta 24 horas al día esperando clientes. En otras latitudes observamos cosas similares, como el pub inglés o el café francés. En Italia, nadie se pone de acuerdo: algunos dirán que son las trattorías (pequeños restaurantes familiares), otros pensiones y hosterías, incluso las iglesias. Mi madre diría "ese pocotón de edificios viejos". Yo propongo el bar.
El bar en Italia es como una institución, porque en cada pueblo, por pequeño que sea, siempre hay uno, junto a la iglesia y la plaza. Es más, en pueblos donde no hay iglesia, hay bares. Entonces, ¿qué hace un bar tan especial?, tres cosillas: café, licor y comida. Es alrededor de esta trinidad en torno a la cual se desarrolla la cultura italiana, todo lo demás son accesorios. ¿Fútbol?, se ve en el bar con los amigos tomando cerveza; ¿fórmula 1?, en el bar, tomándose un café; ¿trabajo?, desayuno antes de ir, almuerzo al mediodía y cena después de éste; ¿a conversar con los panas?, por supuesto en el bar, con comida y bebida. Es aquí donde la cotidianidad italiana se observa en su estado más puro y concentrado.
El ritual del desayuno.
Cuando se piensa en un bar, normalmente se piensa en un sitio abarrotado de licores, con una barra, donde ponen música y sirven pasapalos (comida para picar). Aplicar esta definición a un bar italiano es, simplemente, no hacerle justicia, porque aparte de lo anterior, en un bar puedes también comprar el periódico, los tickets del transporte público, timbres fiscales, cigarrillos, café, sal, billetes de lotería desayuno, almuerzo, cena, ticket de estacionamiento, dulcitos, caramelos para el mal aliento, tarjetas de cumpleaños, helados, y un largo etcétera. De todo como en botica, como diría mi abuela.
Es en este sitio donde vemos la más grande decepción gastronómica que nos puede regalar Italia: el desayuno. Para ser un pueblo famoso por su buen comer y beber, los italianos comen un desayuno verdaderamente pobre que consiste básicamente en croissants (cachitos) y café, sea negro o capuccino (más información sobre el como beben café en Italia por acá). Si a esto lo comparamos con un desayuno típico venezolano (arepas o empanadas rellenas con caraotas, carne, queso, etc.) o británico (huevos fritos, pan tostado, tocineta, frijoles, morcilla, tomate y/o hongos), es difícil no sentirse decepcionado. Pero lo que le echa sal a la herida es el llamado fascismo gastronómico local (para usar una frase del escritor italiano Beppe Severgnini) en donde tomar un capuccino con otra cosa que no sea dulce es mal visto, como cosa de turistas, ¡o incluso peor, como cosa de turistas alemanes!.
Por otro lado, según los entendidos el verdadero café se bebe en el bar, porque es ahí donde se encuentran las máquinas de espresso, las cuales permiten obtener todo el sabor del café. Con el riesgo de sonar herético, un café de buena calidad tiene siempre buen sabor sin importar cómo es hecho. Y sin realmente se quiere probar un café fuera de lo normal se debe ir a una torrefazione, no a un bar.
Y para el almuerzo, vorrei delle tagliatelle al ragù, grazie.
Originalmente, los bares no servían almuerzo, como mucho hacían sándwiches o servían tortas saladas, con el tiempo y la actual crisis, muchos bares comenzaron a servir un verdadero y propio almuerzo. Es cuando aparecen dos términos que diferencian los bares entre sí: "tavola fredda" y "tavola calda". La "mesa fría" indica que el bar en cuestión sólo sirve comida fría, como sándwiches (aunque se calienten en una plancha) y ensaladas, mientras que la segunda, la "mesa caliente", indica que se sirven platos calientes, por lo general pasta, algunas ensaladas y algunos platos de carne, como milanesa o tortilla. En una tavola calda también se consiguen los mismo productos que en una tavola fredda. Ambos negocios tienen un particularidad: la comida es limitada. Por lo general se almuerza entre 12:00 PM y 2:00 PM, así que los dueños de estos negocios piensan que fuera de este horario, sobre todo después de las 2:00, la gente no come, lo que hace que a medida que uno se acerque a esa fatídica hora, menos opciones hay para escoger. Lo que hace esto más interesante es que los platos están a la vista, es decir, uno va al mostrador, selecciona lo que quiere comer y luego te lo sirven, no hay menús, porque los menús son cosas de restaurante, no de bar.
Después de la hora del almuerzo, se observa la llegada de los parroquianos del lugar: personas jubiladas, que se dedican al deporte nacional de hablar mal de los políticos y a jugar cartas, incluso algunos vienen con los nietecitos. También en un esquina, puede observarse la máquina traganíqueles, donde una persona con mucha plata que perder y poco sentido común, se dedica a apostar toda la tarde. No siempre es el mismo, pero siempre se puede encontrar a uno.
De noche todos los gatos son pardos...
Durante la noche se observa una última categoría de bar: los de moda. En estos sitios es donde la gente va a ver y a ser visto. ¿Qué los diferencia de cualquier otro bar?, nada, que están de moda, porque servicio, decoración y oferta son iguales a los de cualquier otro, aunque normalmente abren a partir del mediodía. Cerca de mi casa hay uno, y sinceramente, no sé que le ven de especial. Aparte de estos, el bar tradicional abre sus puertas hasta no muy tarde, como hasta las 9:00 PM o 10:00 PM, ¿la razón?, han estado abiertos por más de 12 horas y los trabajadores quieren irse a su casa. Por supuesto, a esta hora no sirven cena, quizás algunos pasapalos, y es cuando comienzan a hacerle honor a su nombre y los clientes que llegan comienzan a ordenar licor. Es en este punto en donde nace una de las grandes invenciones milanesas: el aperitivo.
¿Qué es un aperitivo?, originalmente el término hacía referencia a las cosas que te daban para acompañar la bebida, como aceitunas, papitas, encurtidos, etc. Actualmente así se denomina a la combinación entre una "happy hour" y un "all you can eat", y funciona así: todas las bebidas y cócteles en el menú cuestan lo mismo, y con el pago de una de ellas, se puede ir a comer todo lo que uno quiera en el buffet del bar. Dependiendo del target de la clientela, los precios y la comida cambiarán: por €6, además de la bebida, uno puede esperar queso, embutidos, pizza, pasta fría, ensalada y papas fritas; por €7 mejora la bebida, y los embutidos empiezan a ser más finos, así como puedes esperar platos calientes; por encima de los €10 puedes prepararte a comer como un rey. Obviamente estos precios están sujetos a variaciones subjetivas, tales como si el lugar está de moda, la ubicación del mismo, si es frecuentado por turistas, y un largo etcétera. En Milán se pueden encontrar excelentes aperitivos en la zona de Brera y en algunos bares alrededor de la catedral (Il Duomo). Algunas discotecas también ofrecen aperitivos pero hasta cierta hora (como hasta la medianoche). Es importante destacar que no todos los bares hacen un aperitivo decente, algunos se limitan a poner bandejas con papitas fritas y algunas aceitunas y no hacen "happy hour", esos son los que viven de la gente que viene durante el desayuno o el almuerzo.
Otras cosillas...
- Los bares pueden confundirse con cafés, el hecho que tengan mesitas en la calle, y un aspecto que recuerden a esos sitios es la forma italiana de producir confusión en los extranjeros.
- Todos los bares sirven helados, sean éstos industriales o artesanales. Durante el invierno hacen chocolate caliente.
- Hay italianos que sostienen que la esencia del bar típico se ha perdido, dando paso a locales artificiales. Para el ojo poco entrenado, es prácticamente imposible notar la diferencia entre ambos (llevo casi cuatro años acá y aun no puedo hacerlo).
- Los bares de pueblo son idénticos a los de ciudad, la diferencia es que en los primeros todo el mundo se conoce.
- No siempre ponen música, uno puede considerarse afortunado si ponen la radio.
- No hay cadenas de bares, o si las hay no parece.
- Hay bares especializados en vinos y en cerveza artesanal. Los primeros a veces reciben el nombre de enoteca, aunque pueden confundirse con los locales especializados en la venta de vino. Los segundos son llamados birreria.
Amena lectura esa de los bares, de verdad que me cautivo a seguirla, buena info
ResponderBorrarEspero poder tener la oportunidad de conocer un bar de estos en persona!!!
ResponderBorrarMe llamo Victor, y ya he escrito en esta pagina algunas opiniones. Lo que dices de los bares en Italia es 100% veridico (te lo digo porque soy hijo de italiano y estuve un tiempo alla), y como en cualquier pais para poder integrarse y conocer su cultura debes ir a donde se reunen todos para charlar y en este caso seria en Italia los bares.
ResponderBorrarLo del desayuno es totalmente cierto!! la primera vez que entre en un bar para desayunar casi me da algo.. no podia soportar el olor del dulce en la mañana!!! Claro uno se acostumbra a comer asi es mucho mas rapido que hacer arepa!!..
ResponderBorrarY sobre el aperitivo, en Torino es fabuloso!! hay sitios donde por 8 euros te dan hasta el dulce y fruta, una parte de la cultura italiana que definitivamente me gusta :D
Saluti!
Tcalo
Un post muy completo sobre la particularidad italiana del "bar", yo soy una de las pocas personas que no desayuna, ni toma el cafecito de la tarde ni el aperitivo en el bar, sin embargo a pesar de frecuentarlo poco, he visto todas esas caracteristicas que comentas.
ResponderBorrarRespecto al desayuno dulce, estoy de acuerdo, de vez en cuando un cereal, un juguito de naranja, algo salado no les caeria mal.
Saludos!