miércoles, agosto 30, 2006

Resistencia II.

Hace unas noches, mi esposa y yo tuvimos otro diálogo conyugal:

-Amor, ¿qué te pasa?- dijo ella - no estás rindiendo como antes, ya no aguantas tanto, ¡no me llevas el paso siquiera!.

- Lo siento - le dije - pero es que las piernas me están matando y realmente no tengo ganas de salir, así que si quieres ir a algún sitio nos vamos en el transporte público.

- Aguao - fue su respuesta final.


Pues sí, después de un tiempo rodando, me he dado cuenta que mi performance ciclístico es bastante sinusoidal, es decir, tiene sus altas y sus bajas: hay días en los que tengo fuerza suficiente, y realmente no me duele nada y hay otros en los que me duele todo. Incluso, podría decir que en la mañana no tengo la mínima fuerza para llegar a la universidad, mientras que en la tarde no tengo rollo para llegar a la casa, ¿será falta de motivación, ganas de no ir al trabajo, tengo los músculos en mejores condiciones en la tarde?, pues no sé, pero normalmente tengo un mejor rendimiento en la tarde, al regresar a la casa.

Por otro lado, esto de montar bicicleta implica hacer una serie de compras necesarias para ésta: luces para que te vean en la noche, bomba, gusanillo (¿por qué carajo lo venden separado de la bomba?, ¡ladrones!), y otra serie de periquitos más a gusto del comprador, tales como clips para los pantalones, para evitar que la cadena o los pedales los dañen; timbre, para que sepan que estamos ahí; luz frontal (¿?); cesta y parrilla para poner cosas; traje impermeable para no mojarte cuando llueva (toma nota Larry, los consigues en tiendas deportivas o dedicadas al motociclismo); y otra serie de cosas para hacer tu experiencia ciclística más llevadera. Yo por lo menos quisiera algo que me permitiera rayarle la carrocería a los desgraciados que se paran en doble fila, y/o se meten en el carril preferencial para autobuses, taxis y ¡bicicletas!.

Hablando de eso, manejar una bicicleta en Milán es toda una experiencia: no hay canales preferenciales para ciclistas (salvo uno, léase bien, UNO, cerca de mi casa); la maraña de calles con lozas y rieles de tranvía hacen del andar en bicicleta una experiencia no apta para las zonas vecinas a tus genitales; los carros que se paran en doble fila y creen que el canal preferencial significa "canal rápido opcional y/o sitio de estacionamiento rápido". Mi esposa dice que nunca había mentado tanta madre en su vida (¡y sólo llevamos 3 semanas manejando!), yo le dije que esperara a que manejara un carro. Toda una experiencia.

Por ahora espero que el dolor en las piernas desaparezca, es decir, nos acostumbremos al trayecto y nuestras piernitas dejen de mandar mensajes de dolor al cerebro.

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3 comentarios:

  1. mira eso tiene que ver con el ritmo cardiáco, si te esfuerzas mucho (como por ejemplo un día en que no te duelan las piernas) el corazón se acelera y llega a un punto en que el ejercicio no es aereobico, con lo que se libera ácido lactico, haciendo que luego sientas dolor, y seguro que al día siguiente cuando vayas a andar bicicleta sientes que te duele todo el cuerpo.

    Te recomiendo que si tienes un polar, coloques la alarma a un maximo de 120 latido por minútos ó algo así, claro lo mejor es que consultes a un experto para que te asesore mejor.

    Saludos.

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  2. Menos mal...cuando empecé a leer esto pensé que hablabas de cualquier cosa menos de andar en bicicleta...
    Rita

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