miércoles, marzo 15, 2006

Experiencias en Italia: La Kafkiana Burocracia Italiana.

En estos días mi esposa y yo hemos estado enfrascados en una lucha desigual con el estado italiano en el loco intento de renovar nuestros "Permessi di Soggiorno", o en español "Permisos de Residencia". Hacer esto es uno de los gajes de ser extracomunitario, ya que a pesar de lo bien que puedas ser tratado en tu lugar de trabajo, o los pocos problemas que hayas encontrado por tu condición de extranjero, este trámite te recuerda que no eres bienvenido, así que no te pongas tan cómodo. Pero, ¿qué hace este proceso tan desagradable?, bien para empezar careces del más elemental de los derechos: el derecho a mentar madre. Olvídate de ofenderte porque los oficiales de extranjería te traten mal, que te hagan hacer una cola en la calle en pleno invierno, que te traten mal cuando preguntes si ya es tu turno, etc. etc. etc., Ud. amigo mío debe calarse eso con estoicismo y, si es posible, con una sonrisa porque el que se arrecha pierde, y no es que no te vayan a renovar el Permiso, pero pueden darse largas para hacerlo. A fin de cuentas, Ud. quiere quedarse aquí, ¿no?. Así que tome un número y métase en la fila.

Pero no se debe pecar de injusto, no es que los burócratas italianos traten mejor a sus connacionales o las personas que provengan de otros estados de la Unión Europea. No, nunca me atraevería a decir eso. Si hay algo que se le debe reconocer al burócrata de estas tierras es su vena democrática y llena de igualdad: tratan mal a todo el mundo. La diferencia está en que el no-extracomunitario podrá mentar madre y quejarse sin mayores problemas. Su queja puede ¡hasta ser tomada en cuenta!. Sí, la vida es injusta y se ríe en tu cara.

Esto nos lleva a pensar en qué se debe hacer para renovar dicho papel. Pues bien, existen una serie de pasos no escritos que debes hacer con anterioridad con el fin de poder ser exitoso en esta epopeya, y que procedo a enumerar (¿Odisea la de Ulises?, no jodas, ¡Odisea la mía!):
  1. Conseguir los requisitos. Esto es lo más elemental, obviamente. El detalle, como diría Cantinflas, está en que el papel que te dan donde son enumerados está incompleto, o mejor, hay algunos requisitos que son implícitos. Entre estos requisitos implícitos está el llevar un documento que declare tu dirección actual, este documento puede ser el contrato de alquiler, pero eso sólo sirve para quien está dentro del contrato. Si tu esposa no es explícitamente nombrada en éste se le debe hacer una declaración de hospitalidad en donde señalas que ella vive contigo. Expresiones tales como "es mi esposa, ¡es obvio que vive conmigo!", se encontrarán con respuestas como "pueden vivir en casas separadas", "no necesariamente tienen que vivir juntos, etc. etc. etc. Ergo, toca sacar el papel. ¿Inteligencia policial?
  2. Averiguar donde debes hacer la renovación. Esta es la parte más excitante del proceso: saber a donde tienes que ir; pues resulta que dependiendo de donde vivas te toca alguna Questura (Estación de Policía) específica, y no puedes hacerlo en esa otra Questura relativamente cerca de tu casa, esa a la que no va nadie, sino que te toca ir a esa que está en el culo del mundo porque resulta que vives justo en la frontera entre ambas zonas, y te toca es esa. A fin de cuentas, ¿quién te mandó a mudarte?.
  3. Ir a la Questura. Este proceso es el más kafkiano del asunto, porque cada Quetura lleva el proceso de renovación de forma independiente y la fórmula que use una no es necesariamente válida para otra. Es decir, te preparas con todos las cosas que aparecen en la hoja de requisitos (fotos, constancias de estudio, pasaporte, constancia del pago a la Seguridad Social, constancia de que tienes plata con que mantenerte, etc etc etc, todo fotocopiado por triplicado porsia), y descubres que te dejan como novia 'e pueblo, alborotada y con los crespos hechos, porque en esa Questura donde te toca atienden con previa cita y los números los reparten sólo los viernes después del mediodía... "Así que venga más tarde, gracias".
    Dado que nosotros fuimos un viernes en la mañana, ¿qué otra opción te queda sino venir en la tarde?, perdiendo no sólo la mañana sino también la tarde, y para descubrir que en la tarde hay unas 60 personas antes que tú, y para rematar descubres que con todo tuviste suerte porque descubres que te falta un documento que no trajiste porque no aparecía explícitamente en los requisitos, tal como dije en el apartado uno. ¿Quién dijo
  4. Buscar lo que te falta. Y ahora te das cuenta que te falta la bendita declaración de hospitalidad de tu esposa, y lo más de pinga es descubrir que tu casero informó de todo a la policía, pero que tú como hospitas a tu esposa en ese sitio, también debiste haber hecho la susodicha notificación por la sencilla razón que dos personas casadas NO tienen necesariamente que vivir juntos. Y par poner la guinda al pastel: él no haber hecho semejante notificación a las 48 horas de haberte mudado, se traduce en una multa de €340. ¿Quién dijo Gran Hermano?.
  5. La cita. Esta es la parte que nos falta, que será a principios de abril, lo cual nos deja en un limbo para ciertas cosas, como la Seguridad Social, que requiere que el "Permesso di Soggiorno" no esté vencido para poderte dar la "Tessera Sanitaria" (Carnet de Sanidad) que te permite ser atendido en los Hospitales Públicos, a pesar de que hayas pagado y que esos pagos sean válidos sólo por un año solar, es decir, de enero a diciembre, sin importar cuando hayas hecho el pago. Sólo esperamos que todo salga bien cuando nos toque (06/04), y que nos den el papel rápidamente porque sin él no podemos salir del Estado Italiano. Cool.
Así que no nos queda más que decir: ¡Continuará!, To Be Cotinued!, Tsuzuku (esto es japonés, pero no tengo las fuentes).

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