"Hay pocas personas para las cuales la tiranía no es encantadora"
Samuel Johnson
Samuel Johnson
Conquistar el mundo, controlar a la gente, ser el supremos dictador, o como mínimo sel el amo de un país o compañía, tener gente que tiemble ante tu nombre, y que te digan todo el tiempo lo magnífico que eres. Que ría tus chistes malos, o que siempre celebre la brillantez de tus ideas. Todos hemos deseado alguna vez eso, el detalle es que muchos de nosotros no pasamos del deseo, y pocos intentan alguna vez tratar de ser un supremo dictador. Pues mi estimado lector, "si la idea de amasar grandes riquezas y orquestar la vida y las mentes de otros te atrae", el libro "How to Rule the World. A handbook for the aspiring dictator" ("Como Governar el Mundo. Una guía para el aspirante a dictador") de André de Guillaume es para ti. Con una gran dosis de ironía y cinismo, este autor nos muestra los rasgos comunes que presentan dictadores, como se mantienen en el poder y las cualidades que debe tener una persona para controlar, sino el mundo, SU mundo.
Con una galería de hombres y mujeres fuertes a emular, así como un decálogo de cosas que tú como dictador puedes hacer y que una democracia no, el cual cito a continuación:
Por supuesto, hay otras sugerencias, que me parecen sumamente interesante en estos momentos de reforma constitucional, por ejemplo en el capítulo "How to Run a Country" ("Cómo manejar un país"), el autor sugiere tres cosas que el aspirante a tirano puede hacer una vez en el trono para dar la idea de que está haciendo algo por sus súbditos, y éstas son:
Por supuesto, cuando uno lee estas cosas, no se puede evitar tener una sensación de deja vu... El autor también da ideas de como mantener y amasar más poder, relaciones con otros déspotas, la importancia de la propaganda, así como el poder de la "idea", es decir, el leiv motiv entorno el cual gira tu despotismo, desde el "Este país debe ser gobernado por Dios" de Khomeini, al "En cinco años este país será autosuficiente en alimentos" de Stalin... "Esta es una revolución pacífica pero armada" puede ser también una excelente idea, en mi humilde opinión.
Para concluir, en uno de los capítulos De Guillaume nos recuerda que las masas normalmente lo que quieren es fútbol (o béisbol) y pan, son los "líderes los que piden y hacen las revoluciones. Definitivamente, una lectura imprescindible en estos tiempos de cambios constitucionales.
Con una galería de hombres y mujeres fuertes a emular, así como un decálogo de cosas que tú como dictador puedes hacer y que una democracia no, el cual cito a continuación:
- Cerrar una estación de televisión o periódico.
- Rehusarse a pagar las cuentas.
- Olvidar solicitar permisos a la oficina de planificación.
- Tener tu perfil en un sello postal.
- Cambiar el clima de ayer.
- Escribir un bestseller garantizado.
- Dejar un carro estacionado en doble fila.
- Hacer que los trenes lleguen a tiempo (referencia a Mussolini).
- Conseguir un taxi después de las 3:00 AM.
- Realmente cambiar el gobierno.
Por supuesto, hay otras sugerencias, que me parecen sumamente interesante en estos momentos de reforma constitucional, por ejemplo en el capítulo "How to Run a Country" ("Cómo manejar un país"), el autor sugiere tres cosas que el aspirante a tirano puede hacer una vez en el trono para dar la idea de que está haciendo algo por sus súbditos, y éstas son:
- Cambiar el nombre de algunas ciudades importantes (¿la "Reina del Guraira Repano" les dice algo?).
- Cambiar la bandera (agregarle estrellas a la bandera o cambiar el caballo del escudo nacional también vale).
- Cambiarle el nombre al país (República, ejem, Bolivariana, ejem, de Venezuela).
Por supuesto, cuando uno lee estas cosas, no se puede evitar tener una sensación de deja vu... El autor también da ideas de como mantener y amasar más poder, relaciones con otros déspotas, la importancia de la propaganda, así como el poder de la "idea", es decir, el leiv motiv entorno el cual gira tu despotismo, desde el "Este país debe ser gobernado por Dios" de Khomeini, al "En cinco años este país será autosuficiente en alimentos" de Stalin... "Esta es una revolución pacífica pero armada" puede ser también una excelente idea, en mi humilde opinión.
Para concluir, en uno de los capítulos De Guillaume nos recuerda que las masas normalmente lo que quieren es fútbol (o béisbol) y pan, son los "líderes los que piden y hacen las revoluciones. Definitivamente, una lectura imprescindible en estos tiempos de cambios constitucionales.
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