domingo, septiembre 02, 2007

Sexo, drogas y parlamento.

En el post anterior hablaba sobre como el gobierno italiano estaba tratando que los contribuyentes dejaran de evadir el pago de impuestos, y como pedía a la iglesia que lo ayudara en esa tarea, así como la respuesta de uno de los representantes de ésta. Esta respuesta subrayaba como todas las instancias del estado italiano se dedicaba a desperdiciar los dinero públicos de distintas maneras. Entre las que no nombra el sacerdote en cuestión está el pago de los sueldos de los miembros del parlamento.

Italia posee los parlamentario más caros de Europa, quienes tienen un salario base de 9.980 euros mensuales, aproximadamente el monto anual de mi beca. El salario mensual de estas personas puede se desglosado de la siguiente manera (Fuentes: 1 y 2, en italiano):
  1. Indemnidad Parlamentario: €5.486,58
  2. Gastos de Representación: €4.003,11
  3. Reembolso obligatorio de los gastos para el mantenimiento del contacto con los electores: €4.190
  4. Reembolso de los gastos para ir desde el lugar de residencia al aeropuerto más cercano para tomar un avión a Roma: entre €3.324,70 (para distancias inferiores a 100 km) y €3.995,10 (para distancias mayores a 100 km) (pago trimestral)
  5. Reembolso por gastos de teléfono: €3.098,73 (anuales)
  6. Son eximidos del pago tanto de peajes como de pasajes aéreos, marítimos o ferroviarios dentro del territorio italiano.
Como verán, los parlamentarios italianos gozan de una serie de privilegios que los ponen bastante por encima del ciudadano medio. Poseen no sólo sueldos altos, sino una serie de prebendas que les facilitan la vida increíblemente. Mantengamos estos números presentes mientras relaciono el título de este post con su contenido, dado que esos números son importantes para el final de la siguiente historia.

Sexo y droga: entra el honorable Cosimo Mele.

El 29 de julio pasado los diarios anunciaban que una prostituta había terminado en la emergencia del Hospital "San Giacomo" de Roma por sobredosis de cocaína, luego de haber pasado una noche de sexo, drogas y alcohol con un parlamentario de segundo plano1 y una colega.

La dama, una joven italiana de 29 años, había llamado una ambulancia diciendo que sentía muy mal, que se estaba muriendo. Trasladada de emergencia al hospital, donde es salvada, comienzan las investigaciones para tratar de establecer las causas de su estado. Se convoca a su compañera a la comisaría, donde es interrogada y su versión cotejada con la de la víctima. Ambas concuerdan (Fuente: 3)

El 30 de julio, los diarios revelan la identidad del parlamentario: Cosimo Mele, diputado de la UDC (Unión de Centroderecha) originario de Brindisi (Puglia). Es él mismo quien reconoce los hechos, pero dice que ignora que cosa ha consumido la muchacha para sentirse mal. Él sostiene que se fue a dormir, y que no se dio cuenta de lo mal que estaba la muchacha. Es en este momento que empiezan otras investigaciones, relacionadas con las drogas presentes en la habitación del hotel donde ocurrieron los hechos: quién las trajo. El diputado sostiene que fue la misma muchacha, que él estaba al oscuro de todo. Ella, por otro lado, sostiene que él fue quien proporcionó la droga. A estas alturas todavía no se sabe quien de los dos fue quien trajo la cocaína a la habitación. Como decía el enlace anterior, la cosa resultaba una cuestión totalmente privada hasta el momento en que se empezó a averiguar el origen de la droga (Fuente: 4, 5).

Este escándalo provocó la renuncia del parlamentario, así como diversas reacciones que van desde la condena (no muy fuerte) hasta el mea culpa de sus compañeros. También provocó que a los pocos días, en un gesto un tanto estúpido, algunos parlamentarios de derecha, especialmente del partido de Mele, la UDC, se hicieran públicamente exámenes toxicológicos.

Indignación: habla el secretario Lorenzo Cesa.

La dimisión de este hombre era lo mínimo que podía hacer, mientras continúan las investigaciones, dado que fue descubierto in fraganti cometiendo dos delitos, como lo son la prostitución y la tenencia y consumo de drogas. Lo condenable de esta situación no fue tanto lo que hizo el tipo, a fin de cuentas ese es un problema suyo y de su esposa si consume drogas y/o hace uso de prostitutas, sino la respuesta de su jefe, el secretario de la UDC Lorenzo Cesa.

El señor Cesa nos dice que la vida del parlamentario es una vida muy dura, debido a la soledad que los embarga (él fue eurodiputado): están lejos de su tierra y familia, por lo que entiende que algunos de sus colegas empujados por la soledad hagan cosas como esta (¿tener sexo con dos mujeres simultáneamente entra dentro de la cotidianidad de algunos parlamentario?, ¡coño, ni en pornoland!). Lo condenable es la sugerencia que da el hombre para evitar este tipo de cosas: incremento del sueldo de los diputados para que puedan traerse sus familias a Roma (Fuente: 6).

¿Disculpa?, es decir que tener un sueldo base de 9.980 euros no es suficiente para traerse a la familia a vivir a Roma. ¿Y qué queda para uno que gana más o menos eso en un año?2. ¡Coño!, yo vivo con eso por un año en la ciudad más cara de Italia, y este tipo sostiene que no es suficiente. Para más ñapa, el tipo parece olvidar que los eurodiputados italianos son los mejor pagados de Europa. Y quieren más plata, ¿no les parece que es como una bofetada al contribuyente?, ¿no saben que gracias a las leyes laborales que ellos han aprobado han creado una casta de trabajadores sobreprotegidos y una horda de trabajadores precarios que sobreviven con trabajitos mal pagados?. ¿No les da vergüenza que ganan varias veces que un profesor universitario o de liceo, quienes hacen un trabajo mil veces más importante que él de ellos?, ¿es que no les da pena?. ¡Y luego vienen y nos dicen que está mal evadir impuestos!, ¡coño!, ¿cómo le dices a alguien que no evada impuestos cuando el dinero que paga se usa para mantener unos parásitos?. Como diría Kareta ¡explícame!, porque no entiendo.

Por supuesto, estas declaraciones fueron fuertemente criticadas por todos los exponentes de todas las fuerzas políticas. Recuerdo las declaraciones que dio el diputado de "Rifondazione Comunista" Vladimir Luxuria en las que hacía referencia al tiempo que debía pasar un inmigrante acá en Italia antes de poder pensar en traerse a su familia.

Después se preguntan por qué la gente desconfía de los políticos italianos, por qué un libro como "La Casta" de Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella3 tenga tanto éxito. Tiene éxito porque revela la clase de los políticos italianos: muy baja.


1De esos que sólo forman parte de la comparsa, que nadie conoce y sólo sirven para votar por la línea del partido.
2Para los curiosos: gano €10.000,00 al año, los cuales se reducen un poco luego de pagar seguro social y similares. Por ser una beca, no pago impuesto sobre la renta, más por el extra que me pagan por dar clases y colaborar con el laboratorio me clavan un 30%.
3Este libro trata sobre como la clase política italiana desperdicia los dineros públicos para beneficiarse a sí misma, desde la compra de influencias hasta el simple parasitismo en donde los políticos cobran sin hacer nada. Todo un best seller italiano. No lo he comprado porque me molesto enormemente después de haber leído la primera página y no quiero que me suba bruscamente la tensión.

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Impuestos en Italia.

Italia es uno de los países europeos con una de las más altas tasas impositivas, gravando, en algunos casos, hasta un 43% de las ganancias de una persona. También es uno de los países de la Unión Europea con una de las más altas tasas de evasión por parte de la gente. Para dar un ejemplo de esto, el propietario de mi apartamento me cobra un poco más (casi el doble) de lo que dice nuestro contrato de arrendamiento para poder evadir impuestos, además de cobrarlo siempre en efectivo para que no queden trazas de ese dinero. Este comportamiento evasor ha hecho que se forme un círculo vicioso en el que la gente inventa nuevas formas cada vez más ingeniosas para evadir impuestos, mientras que el gobierno los sube para poder compensar lo que deja de recaudar, hasta llegar al punto actual en donde el nivel de impuestos que se pagan actualmente ha hecho que tanto el gobierno precedente, como el actual, incluyan dentro de su agenda la disminución de los impuestos. La verdad es que es el ciudadano común, el pequeño burócrata o empleado de empresa, quien mantiene al estado italiano pagando sus impuestos. ¿Cómo?, muy simple, descontándolos directamente de la paga, mientras que los grandes dueños de empresas y los políticos más importantes evaden de una forma u otra el pago de éstos, dado que los primeros pueden pagarle a asesores financieros para evitar pagarlos, mientras que los segundos crean leyes y normas que los exoneran.

Ahora bien, todos estos impuestos entran dentro de la idea keynesiana de la redistribución de la riqueza, es decir, el estado retiene parte de tu dinero para poder llevar a cabo obras que nos deberían beneficiar a todos, tales como escuelas, vías de comunicación, hospitales y demás. También dentro de esta categoría se encuentran los subsidios a ciertas personas (naturales o no), el mantenimiento del aparato burocrático, pagarle los sueldos a los sacrificados líderes, etc., etc. etc. Esta idea sería muy noble si a los contribuyentes nos preguntaran si queremos que nos quiten esa plata, o si pudiéramos controlar esos gastos, o si el dinero que nos quitan no es desperdiciado. Todos sabemos que eso no es así. Al contrario, si el estado italiano fuese una empresa, deberíamos demandarla por incumplimiento de contrato, desperdicio de dinero y un largo etcétera, y que deberían devolvernos nuestro dinero. Eso, como bien pueden suponer, no es así.

El lector habitual de este blog ya se estará preguntando cuál es el punto de esta retahíla anti-impuestos, en la que critico la incompetencia del estado italiano1. La razón es muy simple: los diarios italianos han estado publicando diversos artículos y reportajes en los que se palpa el desprecio de los políticos italianos por la inteligencia de nosotros, los contribuyentes, independientemente de las ideologías que éstos representan.

En este caso, que me quiero referir es un pequeño inconveniente que tuvieron el Primer Ministro Romano Prodi y la Iglesia Católica debido a unas declaraciones que éste dio al semanario católico "Famiglia Cristiana" a principios de agosto en el que invitaba a la iglesia a poner su granito de arena en la lucha del gobierno contra la evasión. ¿Cómo?, usando la homilía dominical para recordarle a los fieles que es pecado evadir impuestos, o al menos que es mucho más ético pagarlos2. Estando en Italia, la respuesta no se hizo esperar tanto de la oposición como de quienes apoyan el gobierno, así como de la iglesia. No entraré en los detalles sobre lo que dijo la oposición, dado que los mayores evasores son de derecha (como Silvio Berlusconi, por ejemplo), pero algunos de sus miembros dijeron tildaron de loco a Prodi, así como dijeron que es mejor no meter a la iglesia en ese paquete. En cambio, me limitaré a traducir la contundente respuesta que dió el Padre Giorgio Murano dentro de las páginas de la ya nombrada revista:
"Querido Prodi, ¿tenemos que pagar para mantener vivas todas estas situaciones parasitarias?. ¿Y para favorecer el latrocinio que quita los bienes que deberían servir el interés público?. La Iglesia debe recordar a los ciudadanos el deber moral de pagar los impuestos. Pero también debe recordar a los administradores el deber de administrar el fisco en función del bienestar de la gente.

La Iglesia de una parte sabe que los impuestos deben ser pagados, de la otra tiene muchas dudas sobre la manera en que éstos son gestionados. Los "mass media" (sic) nos hablan constantemente de los privilegios de los políticos, los costos de la política, mucho de los cuales no son ni siquiera hechos públicos. De las catedrales en el desierto que han costado millones e inutilizadas, de las coimas que se deben pagar al partido o partidos de la criminalidad que incrementa terriblemente la estima de los costos iniciales. De los entes inútiles que continúan a vivir y de la creación de nuevos entes, de contrataciones clientelares, de la protección escandalosa a vagos incompetentes, de los enormes gastos militares."(La Repubblica, 9/8/2007, pag. 7)

Creo que es realmente ocioso agregar algo más, dado que este sacerdote resume en pocas palabras el descontento de quien vive en este país hacia el Estado, independientemente de su filiación política. Aunque cabe preguntarse: ¿qué es menos cívico evadir impuestos o desperdiciar éstos?



1Podría utilizar argumentos similares para criticar al estado venezolano pero yo no pago impuestos en mi país, los pago aquí.
2El gobierno actual promueve la doctrina que el civismo de una nación se mide en la cantidad de gente que paga sus impuestos: más gente paga, más cívico se es.

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sábado, septiembre 01, 2007

Lecturas de Verano: "How to Rule the World"

"Hay pocas personas para las cuales la tiranía no es encantadora"
Samuel Johnson


Conquistar el mundo, controlar a la gente, ser el supremos dictador, o como mínimo sel el amo de un país o compañía, tener gente que tiemble ante tu nombre, y que te digan todo el tiempo lo magnífico que eres. Que ría tus chistes malos, o que siempre celebre la brillantez de tus ideas. Todos hemos deseado alguna vez eso, el detalle es que muchos de nosotros no pasamos del deseo, y pocos intentan alguna vez tratar de ser un supremo dictador. Pues mi estimado lector, "si la idea de amasar grandes riquezas y orquestar la vida y las mentes de otros te atrae", el libro "How to Rule the World. A handbook for the aspiring dictator" ("Como Governar el Mundo. Una guía para el aspirante a dictador") de André de Guillaume es para ti. Con una gran dosis de ironía y cinismo, este autor nos muestra los rasgos comunes que presentan dictadores, como se mantienen en el poder y las cualidades que debe tener una persona para controlar, sino el mundo, SU mundo.
Con una galería de hombres y mujeres fuertes a emular, así como un decálogo de cosas que tú como dictador puedes hacer y que una democracia no, el cual cito a continuación:
  1. Cerrar una estación de televisión o periódico.

  2. Rehusarse a pagar las cuentas.

  3. Olvidar solicitar permisos a la oficina de planificación.

  4. Tener tu perfil en un sello postal.

  5. Cambiar el clima de ayer.

  6. Escribir un bestseller garantizado.

  7. Dejar un carro estacionado en doble fila.

  8. Hacer que los trenes lleguen a tiempo (referencia a Mussolini).

  9. Conseguir un taxi después de las 3:00 AM.

  10. Realmente cambiar el gobierno.


Por supuesto, hay otras sugerencias, que me parecen sumamente interesante en estos momentos de reforma constitucional, por ejemplo en el capítulo "How to Run a Country" ("Cómo manejar un país"), el autor sugiere tres cosas que el aspirante a tirano puede hacer una vez en el trono para dar la idea de que está haciendo algo por sus súbditos, y éstas son:
  1. Cambiar el nombre de algunas ciudades importantes (¿la "Reina del Guraira Repano" les dice algo?).

  2. Cambiar la bandera (agregarle estrellas a la bandera o cambiar el caballo del escudo nacional también vale).

  3. Cambiarle el nombre al país (República, ejem, Bolivariana, ejem, de Venezuela).

Por supuesto, cuando uno lee estas cosas, no se puede evitar tener una sensación de deja vu... El autor también da ideas de como mantener y amasar más poder, relaciones con otros déspotas, la importancia de la propaganda, así como el poder de la "idea", es decir, el leiv motiv entorno el cual gira tu despotismo, desde el "Este país debe ser gobernado por Dios" de Khomeini, al "En cinco años este país será autosuficiente en alimentos" de Stalin... "Esta es una revolución pacífica pero armada" puede ser también una excelente idea, en mi humilde opinión.

Para concluir, en uno de los capítulos De Guillaume nos recuerda que las masas normalmente lo que quieren es fútbol (o béisbol) y pan, son los "líderes los que piden y hacen las revoluciones. Definitivamente, una lectura imprescindible en estos tiempos de cambios constitucionales.


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