Voy a escribir estas breves líneas sobre la votación que va a ocurrir este domingo. No voy a hablar sobre los pro y los contras de esta reforma constitucional que se avecina. Para eso les recomiendo leer otros blogs, en especial el de Kareta, en donde ha enlazado lo escrito por diversos blogueros con respecto al argumento (acá) y quien además ha publicado un cuadro en donde ella y María Caraota han compilado, comparado y analizado los cambios propuestos por el presidente y sus acólitos (acá). Yo sólo tengo una razón para votar en contra: no estoy de acuerdo con el continuismo, sea éste de Chávez, CAP o cualquier otro gobernante. Estamos en el siglo XXI no en el XIX, en donde las constituciones se cambiaban según el capricho del mandante de turno (Guzmán blanco viene a mí mente, por ejemplo).
Aclarado ese punto, sigo con el post. Este domingo, como todos los domingos en el que ha habido elecciones desde que soy mayor de edad, iré a votar; y en este caso, votaré con la certeza de que mi voto no contará. Que el NO perderá, mientras el SÍ vencerá. No sé si con trampa o sin trampa, sólo sé que mi esposa y yo votaremos NO.
No confío en la pulcritud de estas elecciones porque no confío en el gobierno ni en ninguna de sus dependencias. Mi posición es muy similar a la de Luis. Pero como él, iré a votar, a sabiendas de que mi opinión no va a contar.
Algunos dirán que soy pesimista, fatalista. Así es. Como los antiguos vikingos, me preparo para una lucha que de antemano sé que voy a perder (busquen en lo que significa Ragnarok), pero a pesar de eso, sigo adelante, y sigo luchando. A pesar de sentir que no alcanzaremos la victoria, o de que el resultado está decidido de antemano, prefiero ir a votar y hacerles saber que no estoy de acuerdo con ellos, que quedarme en mi casa y darles mi apoyo de forma tácita. Porque cada vez que alguien habla de abstención como forma de lucha, lo que está haciendo es darle su apoyo a este gobierno.
Así que bueno, este domingo puede que cenemos en el Hades, pero no será sin al menos haber luchado.
Aclarado ese punto, sigo con el post. Este domingo, como todos los domingos en el que ha habido elecciones desde que soy mayor de edad, iré a votar; y en este caso, votaré con la certeza de que mi voto no contará. Que el NO perderá, mientras el SÍ vencerá. No sé si con trampa o sin trampa, sólo sé que mi esposa y yo votaremos NO.
No confío en la pulcritud de estas elecciones porque no confío en el gobierno ni en ninguna de sus dependencias. Mi posición es muy similar a la de Luis. Pero como él, iré a votar, a sabiendas de que mi opinión no va a contar.
Algunos dirán que soy pesimista, fatalista. Así es. Como los antiguos vikingos, me preparo para una lucha que de antemano sé que voy a perder (busquen en lo que significa Ragnarok), pero a pesar de eso, sigo adelante, y sigo luchando. A pesar de sentir que no alcanzaremos la victoria, o de que el resultado está decidido de antemano, prefiero ir a votar y hacerles saber que no estoy de acuerdo con ellos, que quedarme en mi casa y darles mi apoyo de forma tácita. Porque cada vez que alguien habla de abstención como forma de lucha, lo que está haciendo es darle su apoyo a este gobierno.
Así que bueno, este domingo puede que cenemos en el Hades, pero no será sin al menos haber luchado.
PD: a los venezolanos ubicados en Italia que leen estas líneas, muchach@s, no importa sus preferencias políticas, este domingo nos vemos en los distintos Consulados. Llamen al que les corresponde votar y pregunten a que hora empiezan para que no sea como la otra vez, que empezaban a la misma hora que en Venezuela.
Reforma Constitucional, Política, Venezuela
Reforma Constitucional, Venezuela