lunes, enero 15, 2007

En Venezuela II

Continúo mi post anterior sobre mi llegada al país.

Gracias al movimiento navideño y mis constantes viajes entre Maracay y Caracas (les recuerdo una vez más que mi costillita es de la Ciudad Jardín) no atendí el blog en lo más mínimo, salvo por un post. Lo peor es que lo actualizo a pocos días antes de la fecha de mi retorno a Italia (08/01/07). Así que mejor me apuro y termino de escribir mi llegada y algunas de mis impresiones.

Tal como dije anteriormente, con una sutil mentada de madre pero con la alegría de ver a mis padres, arrancamos de Maiquetía únicamente con nuestras maletas de mano. Gracias Iberia por tu eficiencia. Afortunadamente, mi esposa por esas cosas del destino había empacado algunas prendas en el maletín de mano porque no cupieron en nuestras maletas, lo cual le permitió cambiarse la ropita ese fin de semana. Por mi parte, como llegábamos a casa de mis padres, ahí todavía tenía suficiente ropa para cambiarme por varios días pero con un ligero defecto: olor a guardado. Así que sobrevivimos hasta la llegada de nuestro equipaje el 16/12/06.

Subiendo la Trocha.

Después de llegar a Maiquetía, hacer los saludos de rigor y meternos en el carro, procedimos a participar en esa gran experiencia comunitaria y sumamente democrática que es la denominada Trocha (así, com mayúscula y todo). Esta experiencia induce a todos por igual, sin importar su credo, raza, condición social o calidad de su transporte, a una experiencia comunitaria que se traduce en una cola de una hora y media, en la cual se puede conversar, mentar madre, dar gracias a Dios por tener aire acondicionado, etc etc etc. Toda una experiencia mística, democrática y solidaria.

Luego de estar por hora y media metido en esa cola y dando gracias porque no era yo quien manejaba, llegamos a la nunca bien ponderada Trocha. Allí, como en un embudo, nos fusionamos todos los canales en uno solo, y pasamos, admirando la gran labor de ingeniería ejecutada por este gobierno. Al lado estaba la construcción del nuevo viaducto, la cual me comentaron recientemente está encargada a una malvada empresa imperialista. Mi esposa y yo mientras admirábamos el nuevo viaducto, notamos algo que nos llamó la atención en las columnas: éstas eran acanaladas. "Ajá, ¿y?", se preguntarán algunos, pues, las columnas acanaladas son más propensas a sufrir de corrosión de sus refuerzos internos (sus cabillas). Esto se debe a que la capa de concreto que las recubre es muy delgado, lo que facilita la penetración del agua y del CO2 atmosférico, lo que provoca la corrosión de las cabillas. ¿Solución?, eliminar esas canales. Lamentablemente, esta es una información relativamente reciente, y que no aparece en ninguna normativa (apenas acaban de introducirla en la U.E.), lo que hasta cierto punto justifica que la empresa que está haciendo el viaducto lo desconozca. Así que en algunos años es posible que veamos problemas de corrosión en esa vía. Advertidos están.

Lo mejor de la experiencia ¿trochística? fue que pudimos repetirla al otro día cuando fuimos a buscar nuestras maletas, los que nos llevó nuevamente a ese estado nirvánico que es la cola de la trocha, tanto de bajada como de subida...

En Caracas.

Una vez superada la Trocha, Caracas nos recibió ¡con una enorme cola!. Dicha cola nos permitió observar los adornos en el Guaire, tanto del lado de Libertador como del de Baruta. En mi opinión, ambos arreglos son feos pero pareciera que en Libertador hicieron un esfuerzo mayor para que se vieran más feos. Gracias a esos adornos, la cola fue particularmente memorable. Pero mejor estuvo el día siguiente (la cola, quiero decir) cuando regresábamos con las maletas, después de habernos calado la trocha de bajada y de subida, la cola en Caracas ¡era mucho peor!, cualquiera pensaría que la culpa la tendría el exceso de carros que hay actualmente en nuestras calles, o que hubo un accidente, o que Caracas es una locura... ¡Pues no!, resulta que el 16/12 la Alcaldía de Baruta había organizado una especie de concierto gratuito de frente a su sede, lo cual incrementó el normal embotellamiento que se observa en la Autopista Francisco Fajardo. Lo más surrealista del asunto estuvo cuando de repente empezamos a ver gente caminando por el hombrillo de la autopista, al principio unos cuantos, luego, a medida que nos acercábamos al punto del concierto, más y más gente llegaba, para luego reunirse a lo largo del hombrillo para verlo, junto a los que venían en carro y se estacionaban ahí, junto a unos conos que diligentemente había puesto la Alcaldía de Baruta. Y fue en ese momento cuando nos preguntamos, "¿y dónde está la policía?". La respuesta fue breve y contundente: 100 m más adelante, poniendo conos y viendo el concierto. Gracias Capriles por darnos una noche inolvidable.

De diligencias.

Ese mismo día, una vez que llegamos a casa de mis padres, mi esposa partía rauda y veloz a Maracay junto a su hermana, dejándome solo. Tristemente, esta separación no se debía a un fuerte ataque de "mamitis", sino que mi suegra ha estado muy ocupada atendiendo a su madre (es decir, la abuela de mi esposa) y mi costilla quería darle una mano. Por tanto, me quedé solo en Caracas por unos días, los cuales aproveché para hacer trámites varios: acompañar a mi viejo al Seguro Social, sacarme el certificado médico para poder manejar y otros tantos trámites... En ese trajín, fuimos al centro donde me percaté de lo sucia y descuidada que está Caracas: basura por todos lados, buhoneros a granel y un gran caos. Aunque hubo algo que me llamó la atención: el cuidado y reparación de ciertos edificios del centro de la ciudad. Me sorprendió gratamente ver la Iglesia de Santa Capilla en tan buen estado, así como el esfuerzo que se ha hecho para adecentar El Silencio (aunque ese color amarillento que le pusieron a los edificios no me convence), y otros tantos edificios de época. Aunque esa grata impresión fue diluida ligeramente al notar como las iglesias no sólo tenían rejas en sus muros, sino también en sus ventanas, lo que da una idea de la inseguridad que hay en Caracas. En cuanto al tráfico, siento que no mucho ha cambiado: anarquía por doquier, autobuses supercontaminantes, reggaeton a todo volúmen y la ya nombrada suciedad. En mi opinión, Caracas necesita una buena dosis de agua y jabón para embellecerla un poco, y un poquito de civismo por parte de sus habitantes.

Y hablando del "look" de la ciudad, retomo lo de los adornos del Guaire: son feos. Punto. Y me parece de un ridiculismo insólito pararse en el hombrillo de la autopista para tomar fotos. Gente, vayan del otro lado, en Las Mercedes, al menos así molestan menos. Y hablando de Las Mercedes, Capriles, ¿quién coño te dijo que expandir hasta el ridículo la Plaza Alfredo Sadel era una buena idea?, ¿es que tú no manejas por ahí, chico?, esos adoquines son una ladilla. vamos a ver que pasa cuando comiencen a deteriorarse...

De Caracas a Maracay.

Por supuesto, la separación entre mi mujer y yo fue momentánea, así que tomando prestado el carro de mis viejos, me empujé a la tierra de Romrod a visitar a mi parentela política y pasear por la Ciudad Jardín. Lo primero que pude constatar es que hay un par de cosas que se han mantenido inalterables desde la última vez que estuve en Venezuela: el precio de la gasolina y de los peajes de la Caracas-Valencia. Es increíble que ambos se mantengan inalterados. ¿El estado de la vía?, hmmm, en mi opinión ni mejor ni peor que antes, igual, porque ni siquiera tuve que aprenderme huecos nuevos, ya que eran los mismos de toda la vida ;). Una vez en Maracay, noté que Bernal no es el único incompetente en lo que se refiere al mantenimiento y ornato de las calles, porque el alcalde de Girardot realmente se esfuerza en hacerle la competencia: huecos y suciedad por doquier, sobre todo en el centro, el cual gracias a los buhoneros era más intransitable de lo normal. Lo mejor es que los choferes maracayeros no me defraudaron porque, al igual que los caraqueños, carecían del más elemental sentido común, y para muestra esta anécdota que me ocurrió en la Avenida 19 de Abril: como había mucho tráfico en el centro, las transversales a dicha avenida estaban colapsadas, aunque ésta no tenía mayor tráfico. El problema comenzó cuando algunos individuos en vez de esperar a que estas transversales se descongestionaran un poco, se metían en el medio sin importarle que con eso trancaban a quienes estábamos en la avenida, aumentando la cola. Lo lógico hubiera sido esperar a que los de la transversal avanzaran un poco, y luego pasar cuando el semáforo indicara, sin necesidad de quedarse en el medio. Pero bueno, el sentido común no se enseña -_-.

Siguiendo en Maracay, he de comentar que por todas partes hay centros comerciales nuevos y que gracias al Centro Comercial Las Américas, entrar a Las Delicias se hace cada día más infernal. Compadezco a quienes deban pasar por ahí. Esto de muestra lo que sucede cuando se abre un centro comercial y no se respetan las más elementales normas de urbanismo. Por cierto, un saludo a las madres de los que hicieron el Centro Comercial El Recreo en Caracas.

Regresando.

En Caracas, en casa de mis viejos, me dediqué a hacer las veces de un perro viejo: estar echado y amodorrado, esperando a ser mimado y alimentado. Sólo faltó que me bañaran. Por supuesto, semejante estado de modorra hizo que me diera un gran dolor testicular tener que actualizar el blog, por lo que me limité a dejar comentarios en algunos sitios. Eso hace que hasta ahora lo actualice, ya con casi una semana de retorno en Italia. De otras cosillas que vi en Venezuela, hablaré en otra oportunidad.


Por cierto: ¡Feliz día del maestro a todos aquellos que se dedican a esa noble profesión de formar y enseñar a niños y jóvenes!, sobretodo a aquellos que educan sin ideologizar.

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3 comentarios:

  1. Hola!

    en los 6 meses que estube de pasantías en Maracay, hubo una pregunta que me repetia una y otra vez y era: Como pudo la gente de esta ciudad elegir a un tipo tan incompetente?

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  2. Hola, pues leyendo tus post de Venezuela y Venezuela II me senti totalmente identificada, solo que a m me paso el anno pasado cuando vole a venezuela siempre con iberia y tuve que esperar en madrid 7 horas! (un retraso exagerado no?) llegando a maiquetia a las 2 de la madrugada y por supuesto sin maleta (que se quedo en Torino), con la unica diferencia que el puente no se habia caido todavia! menos mal me salve de esa!!
    Tcalo

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  3. Me llamo Victor Di Ruggiero (italo-venezolano residente en Caracas), y lo que dice el pana de K-2 es cierto, en esta Navidad las luces en el Guaire y Chacao me parecia muy feo y poco navideño, ya que me recordaba mas a como se adornan los pueblos italianos para las fiestas patronales en verano.

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