La semana pasada fui al banco a solucionar un pequeño problema que mi mujer y yo teníamos con nuestra cuenta corriente (en Italia todas las cuentas son corrientes): no podíamos acceder desde internet a la misma. Con eso en mente, me dirijo al banco a pedirles que por favor reactivaran el acceso, debido a que probablemente lo habían hecho por error.
Cuando hablo con el encargado de atención al cliente, me dice que no hay ningún problema, que hoy mismo lo hacía. ¡De pinga!- pienso yo. Lo interesante es que para darme la clave de acceso, el hombre mira nuestro saldo y se da cuenta de que tenemos ahorrada una pequeña, pero respetable, cantidad de dinero. Como buen funcionario bancario, se le ponen los ojos puyúos y de inmediato me sugiere una serie de instrumentos financieros para hacer crecer mi dinero: plazo fijo, bonos de la deuda (sí, bonos de la deuda emitidos por el gobierno italiano), y acciones del banco. Yo me quedo como sorprendido. - ¡Coño, ni que tuviéramos tanto!- pensé yo. Pero el hombre me recomendó toda esa serie de papeles, y yo luchando para no dejarme encantar, y que le respondo en unos días que tengo que consultarlo con mi mujer.
Le comento la vaina a mi esposa, y ella me dice que podemos echarle bola, que al fin y al cabo ofrecen mejores dividendos que la sola cuenta. Con eso en mente, decidimos ir los dos juntos al banco. En el sitio nos reciben, nos dan la charla y nos decidimos por las acciones: pueden dar un poco más que los bonos de la deuda, aunque tengan un riesgo medio. Decidimos comprar unos €2000 en acciones, para no poner toda la platica tan duramente ganada en una sola cosa.
Una vez cerrado el negocio, el trato del dependiente bancario sufrió una sorprendente transformación: de gentil pasó a lamebotas. - Bueno señores, vuelvan cuando quieran, ¿puedo servirles en alguna otra cosa, necesitan al gún otro servicio? - dijo el buen trabajador. Yo le dije: - Mira, no podrías darnos la tarjeta.
- ¿De crédito?, ¡por supuesto, sale enseguida!.
- No, no, de débito porque tenemos las prepagadas.
- ¡En seguida!, llene acá, firme aquí... OK, le mandamos la tarjeta con la clave a su casa. ¡Qué pasen una excelente mañana!
Mi mujer y yo quedamos pasmados ante tanta deferencia. Y luego comentamos: - ¡Co..!, y tanto lío que hubo para que nos abrieran la cuenta: que si son extracomunitarios, que si el permiso de estadía, que ganan muy poco como para darles la tarjeta de débito normal. Ahora somos gentiles señores y nos jalan bola, nos ofrecen servicios y hasta nos dicen que ¡volviéramos cuando queramos!.
Definitivamente, "Money talks", y el nuestro pareciera que no sólo hubiera hablado más que Chávez, sino que de paso convenció totalmente al auditorio. Pasmoso. Lo que mas impactante fue lo de la tarjeta: por ser nuestros ingresos inferiores a cierta cantidad que no sé, no nos querían dar una tarjeta de débito común y corriente, sino una prepagada a la que debías meter €5 para poder sacar plata de tu propia cuenta, ¿qué tal?. ¡Y ahora hasta nos ofrecen tarjetas de créditos cuando la nuestra es prepagada también!. Una vez más "Money talks"...
K-2 y Sra., siguiendo el movimientos de sus acciones en la bolsa de Milán, y viendo que empezaron a bajar justo después de comprarlas