Después de tres años y medio decido retomar el blog. Realmente lo dejé porque no me sentía motivado a escribir luego de mi retorno a Venezuela, a pesar de haber experimentado algunas cosas que me han hecho mentar mucha madre y molestarme enormemente por haber regresado, pero parafraseando un comentario que me hizo un español sobre los gallegos, decidí no quejarme y emigrar nuevamente. Así es, una vez más mi esposa y yo hemos decidido tomar nuestras pocas cosas y arrancar a otras tierras, esta vez a la lejana Australia, la cual a mi entender no queda cerca de nada.
Pero volviendo al blog, decidí cambiar el look así como actualizar mis enlaces, los cuales están muertos en su mayoría: al parecer luego de 2009 y 2010 muchos de los blogs que seguía desaparecieron o simplemente fueron presa del letargo como el mío.
Aprovechando que estamos a fin de año, veo lo ocurrido desde 2008, cuando regresé al país y lo poco que me queda para irme de éste: pude conseguir trabajo no exactamente el mejor pagado del mundo pero nos sirvió para pagar el grueso de esta aventura; lamentablemente para mi esposa no fue el caso, quien ha pasado este tiempo prácticamente desempleada, a pesar de haberse esforzado en conseguir trabajo en diversas áreas; soy papá de una bella niña de año y medio, y estoy esperando a otra que nacerá en tierras australianas. Siento que he crecido como persona y he aprendido a amar más a mi país en este tiempo, pero también me he dado cuenta que no me gusta vivir aquí, dado que me siento asfixiado, y veo muchas cosas de carácter político que no me agradan, de hecho, esa es otra razón por la que no he escrito mucho en el blog: trabajo para el gobierno. Así es, trabajo para el gobierno y me he disfrazado de rojo para ir a concentraciones y todo, con la finalidad de mantener ese trabajito que permitirá que mi familia y yo emigremos. Fue duro conseguir ese trabajo, y de nada ha servido (como lo atestigua mi esposa) estar bien preparado en este país, al parecer es más bien un obstáculo, tanto en el sector público como en el privado, y por consiguiente hay que cuidarlo (una dosis sana de paranoia nunca está de más). Por lo pronto, mi carta de renuncia se acerca y a pesar de haber tenido unos compañeros excelentes de todas las dos corrientes políticas existentes no me gusta estar con eso de disfrazarme de rojo e interrumpir mi trabajo para ir a una marcha, pero sigamos con otras cosas más agradables.
Por ahora este es el retorno del blog, y el comienzo de una nueva aventura en la que participa mi creciente familia. Viendo las cosas en perspectiva, nunca pensé que me tocaría rodar tanto y por tantos lugares.